Revuelto de BOLETUS con patata


Si os gustan los Boletus Edulis no os podéis perder este delicioso revuelto, en casa ha sido un éxito rotundo.




INGREDIENTES

· 300 gr de Boletus Edulis*
· 2 patatas 
· 5 huevos
· 1 puerro (la parte blanca)
· Aceite de oliva
· Tomillo
· Sal en escamas
· Piñones (opcional)


ELABORACIÓN

1. Pelamos, lavamos y partimos las patatas en láminas de unos 2 ó 3 mm (como si fuésemos a preparar patata panadera). 
Las salamos, ponemos abundante aceite de oliva en una sartén y las vamos friendo a fuego medio-suave.
Cuando están listas las sacamos a un plato, escurrimos bien y reservamos.

2. Mientras se fríen las patatas, limpiamos cuidadosamente los Boletus y les laminamos.

3. Limpiamos el puerro también y le partimos en rodajitas finas, ponemos un par de cucharadas soperas de aceite de oliva en una sartén y vamos rehogándole.

4. Cuando el puerro toma color añadimos los Boletus laminados y salteamos un par de minutos más, al mezclarlo tendremos la precaución de hacerlo con suavidad para no "desarmar" el Boletus.

5. Añadimos los huevos batidos, mezclamos cuidadosamente y cuajamos al gusto.
Os recomiendo no hacerlo demasiado porque perdería toda la gracia.

6. Servimos en el plato de presentación montando capas de patata y revuelto, espolvoreamos con unas escamas de sal, un poquito de tomillo y, si nos gustan, coronamos con unos piñones (le dan un sabor buenísimo).

Y ya estaría listo para disfrutar, eso si inmediatamente porque sería una pena que se enfriase.

*si no los encontramos frescos podemos usar deshidratados, tan solo debemos rehidratarlos previamente y quedarán estupendos.



¡ESPERO QUE OS GUSTE!

Fuente de la receta: El Aderezo

NÍSCALOS AL AJILLO a la plancha


Esta es  bajo  mi punto de vista la forma más sencilla y deliciosa que puede existir para preparar los Níscalos o Rovellones.
Con 4 ingredientes de nada montamos un festival otoñal de sabores que da gusto, ya veréis.




INGREDIENTES

· Níscalos
· Ajo
· Aceite de oliva virgen extra
· Perejil fresco
· Sal en escamas


ELABORACIÓN


1. Para esta receta elegiremos los Níscalos más pequeñitos y perfectos que tengamos, aquellos que tengan el sombrero más cerrado y una apariencia más bonita.

2. Los limpiaremos concienzudamente, cada uno siguiendo el método que más le guste, porque es importante dejarlos perfectos.

3. Pelamos y picamos el ajo muy menudo o lo prensamos, de ambas formas queda bien.

4. Ponemos a calentar la plancha o sartén, añadimos un chorrito de aceite y extendemos bien por toda la superficie.

5. Colocamos los Níscalos con el huequecito hacia arriba primero y ponemos el ajo dentro, cocinamos a fuego medio-suave un par de minutos por ese lado.

6. Damos la vuelta y cocinamos otros dos minutos (el tiempo es aproximado ya que dependerá del tamaño de los Níscalos, de la sartén, de la potencia del fuego...)

7. Volvemos a dar la vuelta añadimos unas gotas de aceite dentro de cada "sombrero", el perejil picado y unas escamas de sal.
Terminamos de cocinar por este lado y ya no los damos la vuelta porque se caería toda la salsita y obviamente no es lo que buscamos.

8. Cuando comprobamos que están listos servimos y disfrutamos inmediatamente.

Es un bocado excelente con la única compañía de un trocito de pan y una copa de un buen vino.
Os recomendaría como para casi todas las setas un tinto joven, ligero. Pero mi amigo Alfonso Fraile, excelente sumiller y entendido en esto, va un pasito más lejos y nos comenta que podría resultar atractivo el maridaje con un fino e incluso un oloroso Montilla-Moriles.
Eso lo dejo a vuestra elección...
Por cierto sería estupendo (y esta idea me la ha dando también Alfonso) si finalmente decidimos acompañar la comida con uno de estos vinos, añadir unas gotas de fino u oloroso a los Níscalos mientras les estamos cocinando, me quedo con la "copla" porque me gusta la idea.


¡ESPERO QUE OS GUSTE!

Fuente de la receta: propia
Agradecicmientos: Alfonso Fraile, Hotel-Escuela Las Carolinas.

Gallina en pepitoria


Nunca había preparado esta receta, a pesar de ser un plato tan tradicional no ha formado parte del repertorio gastronómico en mi casa (vamos, que mi madre no lo ha cocinado nunca) y ayer teniendo entre manos una gallina, que me trajo mi suegro, decidí que era el momento de ponerme manos a la obra e intentar descifrar el (al menos para mi) misterio de la pepitoria.




El resultado nos gustó mucho, un sabor riquísimo y una salsa de las que el pan es mejor tenerlo lejos, pero cuanto más lejos mejor.
Hoy como vais a ver os dejo dos opciones para cocinarlo, una la tradicional, para cuando tenemos todo el tiempo del mundo y podemos dedicarle horas a la cocina. Y la otra una forma super cómoda de conseguir un guiso también estupendo con la ayuda de un pinche fantástico.
Me refiero al robot de cocina Cookeo de Moulinex® que he tenido la suerte de probar y que me está gustando mucho porque su manejo es extremadamente sencillo y muy práctico.
Os seguiré contando cosillas de él.


INGREDIENTES

· 1 gallina troceada*
· 1 cebolla
· 3 dientes de ajo
· 2 rebanadas de pan de barra
· 12 almendras crudas
· 2 huevos cocidos
· Perejil fresco
· Un vasito de brandy (o vino blanco si lo preferís)
· Nuez moscada rallada
· Pimienta negra
· Sal
· Aceite de oliva (aove)
· Agua


ELABORACIÓN tradicional

1. Salpimentamos los trozos de gallina y les pasamos por la sartén con un chorro de aove (o en la propia cazuela donde vayamos a realizar el guiso), a medida que consiguen un bonito color dorado les vamos sacando a un plato y reservamos.

2. En la misma sartén rehogamos la cebolla (que habremos pelado y partido en cuartos) y los ajos (pelados y partidos por la mitad), cuando están dorados también les colocamos en el mortero (o si queremos hacerlo mucho más rápido en el vaso de la trituradora)

3. Doramos también el pan y le ponemos en el mortero.

4. Añadimos las almendras, el perejil, las yemas de huevo, una pizca de sal, una pizca de nuez moscada y majamos bien hasta conseguir una pasta.
Echamos el brandy (o vino blanco, lo que más os guste) y terminamos de majar.

5. Colocamos los trozos de gallina que hemos dorado en la cazuela (si la hemos usado para freír, retiramos los restos de aceite si es que les hay), echamos el majado y las claras de huevo picaditas por encima, agregamos un poquito más de agua hasta cubrir el guiso.

6. Tapamos y llevamos a fuego fuerte hasta que comienza a hervir, en ese momento lo bajamos y cocinamos a fuego muy suave durante 1 hora y 45 minutos aproximadamente (el tiempo puede variar pero lo que si os digo es que la cocción de la carne de gallina siempre es bastante larga así que hay que tener mucha  paciencia y poca o nada prisa).

7. Pasado ese tiempo destapamos, pinchamos para comprobar si la carne está ya lista (si no lo estuviera volvemos a tpar, añadimos un porquito más de agua si hiciese falta y continuamos la cocción unos minutos más), probamos el punto de sal por si hiciera falta rectificarlo y listo para disfrutar.

Este guiso, como casi todos, está muchísimo más rico si lo preparamos con antelación, los sabores asientan y queda muchísimo más sabroso.
De un día para otro será estupendo.


ELABORACIÓN con Cookeo® (versión rápida y super práctica)

1. Conectamos nuestro robot Cookeo y elegimos el "Menú manual", modo de cocción "Dorado".

2. Mientras se calienta (tarda muy poquito) salpimentamos los trozos de gallina.

3. Cuando alcanza la temperatura adecuada vamos dorando la gallina (yo lo hice en dos tandas) y reservamos en un plato.

4. Pelamos y partimos la cebolla en cuartos y los dientes de ajo por la mitad. Doramos también, cuando está listo lo sacamos y lo ponemos directamente en el vaso de la picadora que vayamos a usar.

5. Doramos por último el pan y lo ponemos en la picadora también.
(terminamos el proceso de "Dorado")

6. Pelamos los huevos cocidos, las claras las reservamos porque nos harán falta después, y las yemas directas a la picadora.

7. Ya solo nos queda poner las almendras, el perejil, una pizca de nuez moscada rallada y un poquito de brandy o vino blanco y triturarlo todo. No hay que dejar un puré muy fino, lo ideal es que queden trocitos.

8. Colocamos los trozos de gallina (con todos los jugos que han dejado en el plato) de nuevo en la cubeta (si quedaba aceite en el fondo de la cubeta lo retiramos), añadimos el triturado y un poquito de agua, lo justo para cubrir los trozos pero sin pasarnos para que la salsa quede espesita.
Troceamos y añadimos también la claras de los huevos cocidos que teníamos reservado.

9. Elegimos "Menú manual", modo de cocción "Rápido" y programamos 40 minutos.

10. Cuando termina el proceso, abrimos probamos para rectificar el punto de sal si hiciera falta y servimos.



*Debido al número de mensajes que estoy recibiendo matizo una cosa, esta receta por supuesto que también podeís hacerla con pollo, y quedará estupenda porque la salsa está de vicio.
Eso si, contad con que el tiempo de cocción será mucho más corto en ambas preparaciones, tanto tradicional como Cookeo.


¡ESPERO QUE OS GUSTE!



Agradecimientos: Cookeo de Moulinex®

NÍSCALOS al ajillo y PATATAS con níscalos

Hoy os dejo dos recetas por el precio de una pero siguiendo un método diferente, me apetece hacer una cosilla nueva para variar. A ver qué os parece la idea, en lugar de escribiros las recetas os las contaremos de viva voz Fermín Mier y yo.
Fermín es el Redactor responsable de Hoy por Hoy Cantabria en Cadena Ser y como ya sabéis yo soy su compañera o partener (jajaja) cada martes (a eso de las 13:30h) en el espacio Jugando a las cocinitas.

Hablaremos de Níscalos (Lactarius deliciosus) y de cómo preparar excelentes recetas con ellos aprovechando ahora que estamos en otoño y es plena temporada.
Os cuento cómo cocinarles al ajillo para después preparar unas Patatas con níscalos que quitan el sentido (con o sin costilla adobada, cada uno que elija como lo prefiere hacer).

Bueno pues como os decía, hoy haremos un experimento y os dejaré las dos recetas ricas, riquísimas pero en vez de leerlas las podréis escuchar. A ver si os resulta más o menos cómodo  este sistema y si os gusta lo que os propongo.
Y para que os hagáis una la idea de cómo queda el guiso de patatas con níscalos os dejo como siempre la imagen.

PARA ESCUCHAR LAS RECETAS PINCHAD AQUI




¡ESPERO QUE OS GUSTE!

Fuente de las recetas: propia


Garbanzos con callos

Aquí en Cantabria estamos disfrutando, en lineas generales, de un otoño ideal. Temperaturas suaves (incluso muy altas algunos días), lluvia casi inexistente y días de sol que animan y hacen muchísimo más llevadero un mes tan soso como noviembre (al menos a mi me parece muy soso).
El caso es que con un panorama así los platos de cuchara casi ni han apetecido y la temporada de recetas más ligeras como ensaladas este año se está alargando casi sin darnos cuenta.

Bueno pues este fin de semana la cosa cambia, los meteorólogos anuncian un temporal de frío e incluso nieve (en Santander nieve no pero agua como para regalar) de agárrate que vienen curvas así que me pongo las pilas y os cuento como preparo un guiso tradicional y buenísimo que calienta al alma y no deja tiritando el bolsillo.




Esta receta es mu fácil de hacer, lo más complicado es preparar los callos (que tampoco lo es, pero bueno) por eso lo haremos con antelación, pudiendo hacer más cantidad de la que vamos a necesitar y así congelar y tenerlos listos en cualquier momento.

INGREDIENTES

· 400 gr de garbanzos secos
· Unos 500 gr de callos guisados (receta aquí)
· 1 zanahoria
· 1 puerrro
· Una pizca de sal
· Agua

ELABORACIÓN

1. Lo primero, como os comentaba más arriba, es preparar los callos el día anterior, es lo único laborioso y que os va a robar un porquillo de tiempo en esta receta.
Os dejo el enlace donde encontraréis como preparles de la forma tradicional o en la versión más rápida y cómoda si tenéis prisa.

2. En segundo lugar pondremos los garbanzos a remojo la noche anterior.

3. Una vez han estado a remojo, escurrimos el agua y ponemos los garbanzos en la olla rápida, cubrimos de agua, añadimos la zanahoria y el puerro, una pizca de sal y cerramos.
Cocinamos durante aproximadamente 35 minutos (estoy alucinada con mi olla porque en 20 minutos, contando desde que sube la válvula, estaban listos).

4. Una vez que la olla pierde la presión y podemos abrirla "rescatamos" los garbanzos con una espumadera* y les echamos en otra cazuela donde habremos calentado ya los callos a fuego muy suave.

5. Añadimos parte del caldo de la cocción de los garbanzos, echaremos más o menos cantidad dependiendo si queremos un guiso más o menos espeso y dejamos a fuego muy suave durante unos 10-12 minutos más.

6. Probamos, rectificamos el punto de sal si fuera necesario y listo para disfrutar.

  *la zanahoria y el puerro no lo vamos a usar, pero no lo tiramos porque podemos aprovecharlo para batirlo con un poquito del mismo caldo de la cocción de los garbanzos y hacer una sopa o crema ligera muy rica. Ideal para la cena

Dudas:
· ¿Puedo usar los garbanzos de bote?
Si, puedes, eso si deberás elegir unos de cierta calidad y si el guiso necesita caldo puede añadir si tienes casero o simplemente echar un poquito de agua.
· ¿Puedo usar callos de los que venden cocinados?
Por poder puedes pero lógicamente ya no será los mismo, es preferible que te decantes por la versión rápida de mi receta de callos con chorizo que verás que fácil es.
· ¿Puedo variar la proporción de garbanzos y/o de callos?
Si, puedes hacerlo sin ningún problema, es más puedes decidir si quieres preparar "Garbanzos con callos" o "Callos con garbanzos".


¡ESPERO QUE OS GUSTEN!

Fuente de la receta: propia
Agradecimientos: Kuhn Rikon


CALLOS CON CHORIZO (receta tradicional y versión rápida)


Los de toda la vida, los que nos gustan, los que nos dan un poquillo de curro (o no, depende la fórmula que elijamos a la hora de prepararles) pero que después nos compensan con creces esa labor.
Si no les habéis cocinado nunca pero os gustaría hacerlo porque sois fans declarados de mojar salsa en un plato lleno de ellos, cualquiera de estas dos versiones de la misma receta está hecha para vosotros.




Eso si, debéis elegir entre la forma tradicional o la versión rápida y más cómoda de prepararles, en ésta última la cosa pierde parte de su encanto pero lo que ganáis en practicidad tal vez lo compense.
No sé, cada uno que vea y decida su fórmula preferida.


INGREDIENTES

· 600 gr de callos frescos  y un trozo de pata de ternera para la forma tradicional
o 1 envase de callos cocidos al natural (son blancos, vienen en bloque con su propia gelatina)
· 1 cebolla grande o mediana (según la versión)
· 1 ó 3 dientes de ajo (según la versión)
· 1 pimiento verde pequeño
· 2 choricillos (poco curados)
· 1 cucharada sopera colmada de harina
· 1 cucharadita de postre de pimentón dulce (también podéis poner 1/2 dulce y 1/2 picante)
· 2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra 
· Caldo de la cocción de los callos (para la forma tradicional)
· Unas ramitas de perejil fresco (también para la forma T.)
· 1 cayena (opcional)
· Pimienta negra en grano
· 1 clavo de olor (opcional)
· Laurel
· Sal

ELABORACIÓN de la forma tradicional

1. Si decidimos seguir la forma más tradicional de elaborar esta receta lo primero que debemos hacer es trocear los callos (que estarán bien limpios) y ponerles a cocer durante unos 5 minutos en la olla rápida (sin tapar). Lo ideal sería poner también una pata de ternera que les aporta colágeno y ayuda a que nuestro guiso de callos quede muchísimo más rico y "gelatinoso", pero si no la encontramos no pasa nada. Retiramos (desechamos) este primer agua de cocción, ponemos agua nuevamente, sal, un par de dientes de ajo, un trozo de cebolla, unas ramitas de perejil y unos granos de pimienta negra.
Esta vez si colocamos la tapa, cerramos y cocemos entre 30 y 45 minutos (dependiendo de la olla rápida) contando desde que sube la válvula de presión.

2. Cuando se puede abrir la olla, sacamos los callos a un plato con la ayuda de una espumadera  y reservamos.
El caldo lo guardamos ya que lo vamos a necesitar más tarde.

3. Partimos la cebolla, el ajo y el pimiento muy finito y lo ponemos a rehogar en una cazuela con un par de cucharadas de aceite de oliva unos minutos hasta que comienza a tomar color.

4. Añadimos el chorizo troceado, el laurel, un poco de sal, la cayena, pimienta negra y si os apetece un clavo de olor (totalmente opcional como la cayena). Sofreímos durante unos minutos más.

5. Es el momento de incorporar el pimentón y la harina, movemos un poquito para que se cocine y después no sepa a crudo y añadimos rápidamente parte del caldo de la cocción de los callos (la cantidad siempre la añado a ojo pero os recomiendo ir echando cacillos poco a poco, es mejor quedarnos cortos que pasarnos y que nos quede la salsa demasiado líquida)
Dejamos que hierva a fuego medio-fuerte durante unos 3-4 minutos.

6. Añadimos los callos que teníamos reservamos, tapamos la cazuela y cocinamos a fuego medio-suave durante unos 25-30 minutos.

7. Pasado este tiempo, destapamos, movemos un poquito, comprobamos el punto de sal y si la salsa nos gusta un poco más espesa (como es nuestro caso) podemos mantener otros 4-5 minutos a fuego suave para que reduzca y "tome cuerpo".
Movemos de vez en cuando para comprobar que no se está "agarrando" el guiso al fondo de la cazuela.

8.  Dejamos reposar unos minutos y listo para disfrutar, aunque como os digo muchas veces este es uno de esos platos en los que lo ideal es prepararles con antelación porque después estará mucho más sabroso.


ELABORACIÓN de la versión rápida

1. Partimos la cebolla, el ajo y el pimiento muy finito y lo ponemos a rehogar en la cazuela con el aceite de oliva unos minutos hasta que comienza a coger color.

2. Añadimos el chorizo troceado, el laurel, un poco de sal, la cayena, pimienta negra y si os apetece un clavo de olor (totalmente opcional al igual que la cayena). Sofreímos durante unos minutos más.

3. Es el momento de incorporar el pimentón y la harina. Movemos un poquito para que se cocine y después no sepa a crudo y añadimos rápidamente los callos, enseguida se fundirá la gelatina que ahora está en bloque y nuestro guiso tendrá caldo, nos os vayáis a preocupar.
Tapamos y cocinamos a fuego medio-suave durante unos 25-30 minutos.

4. Pasado este tiempo, destapamos, movemos un poquito, comprobamos el punto de sal y si la salsa nos gusta un poco más espesa (como es nuestro caso) podemos mantener otros 4-5 minutos a fuego suave para que la salsa "tome cuerpo".
Movemos de vez en cuando para comprobar que nuestro estupendo guiso no se está "agarrando" al fondo de la cazuela.

5. Dejamos reposar unos minutos y listo.


- Nota -
La mayoría de los callos que compramos hoy vienen muy limpios pero es importante asegurarnos de que lo están por completo y para ello lo mejor será que al llegar a casa les demos un buen "meneo" bajo el grifo con agua y un chorro de vinagre.
Después los aclaramos bien y comenzamos el proceso que arriba os he descrito.


¡ESPERO QUE OS GUSTE!


Fuente de la receta: propia
Agradecimientos: Kuhn rikon®


Gulas, huevo revuelto y salteado de espárragos verdes


Una saludable y sencilla forma de resolver cualquier comida o cena consiguiendo además un plato de lo más presentable y digno en caso de compromiso.



Podemos elegir la presentación que más nos guste, bien emplatar directamente o servirlo sobre unas rebanadas de pan que habremos tostado previamente

INGREDIENTES

· 1 envase de gulas
· 1 manojo de espárragos verdes*
· 3 huevos
· 2 ó 3 dientes de ajo
· Guindilla (opcional)
· 3 cucharadas soperas de leche 
· 4 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
· Vinagre de balsámico de Modena
· Sal en escamas


ELABORACIÓN

1. Pelamos, laminamos los ajos y les ponemos a dorar en una sartén con 2 cucharadas de aceite y la guindilla (si nos apetece darle un toque picante). 
Añadimos las gulas, cocinamos unos 3 minutos, apartamos del fuego y reservamos.

2. Lavamos y secamos las puntas de los espárragos, ponemos las otras 2 cucharadas de aceite en una sartén bien caliente, doramos el ajo picadito y salteamos a fuego fuerte los espárragos.
Añadimos unas gotas de vinagre balsámico (muy poca cantidad), movemos cuidadosamente para que se mezcle bien pero sin destrozar las puntas y retiramos del fuego.
Rematamos con unas escamas de sal.

3. Rompemos los huevos en un bowl, añadimos la leche y mezclamos (que no batimos) ligeramente.
Engrasamos con unas gotas de aceite de oliva una sartén y hacemos los huevos revueltos, procurando dejarles "jugosos" para que estén en su punto y el resultado sea mucho más agradable.

4. Montamos el plato sirviendo como base las gulas después el huevo revuelto y por último los espárragos salteados.
Servimos inmediatamente.

*necesitaremos únicamente las puntas por lo que reservaremos los tallos para otras preparaciones, por supuesto no les tiramos


¡ESPERO QUE OS GUSTE!


Fuente de la receta: propia.