Patatas caesar

Muchas veces la guarnición deja de ser algo secundario para convertirse en la protagonista del plato...Pasa de ser actriz de reparto a ser la protagonista de nuestra mesa.

Justo eso es lo que le ha sucedido a esta receta, sencilla pero muy sabrosa, ha dejado de acompañar para comenzar a ser acompañada.



El nombre de la receta se debe a la variedad de las patatas, pequeñas y muy ricas, ideales para tomar cocidas.
Por suerte mi suegro tiene huerta y vive en una zona donde las patatas que se cultivan son extraordinarias así que para mi es fácil encontrar la variedad adecuada para cada tipo de cocción...hace años que aprendí, gracias a él, que dependiendo el uso que vayamos a dar a las patatas deberemos elegir una u otra variedad.
Unas son deliciosas para freír y otras sin embargo lo son para cocer...


INGREDIENTES

Patatas pequeñas
Bacon ahumado
Cebolla
Ajo
Perejil
Tomillo
Pimienta negra
Sal
Mantequilla
Aceite de oliva virgen extra


Lo primero que debemos hacer es lavar bien las patatas y ponerlas a cocer en agua con un poquito de sal.
Una vez cocidas dejamos que templen para poder pelarlas. Reservamos

En una sartén con un poquito de aceite de oliva y un trozo pequeño de mantequilla rehogamos la cebolla y el ajo picados pequeños.
Cuando toma un poco de color añadimos el bacon cortado en tiras o dados, dejamos que se dore para que después quede mucho más sabroso.

Es el momento de añadir las patatas, el tomillo, una pizca de sal y pimienta negra. Rehogamos para que tomen bien los sabores, lo cocinaremos a temperatura media y no demasiado tiempo porque las patatas ya están cocidas (únicamente pretendemos saltearlas para que se impregnen de los demás sabores) en el último momento añadimos una pizca de perejil picado y ya estará listo para servir y disfrutar.

Es ideal como guarnición de cualquier tipo de carne pero como sugerencia os aconsejo que lo probéis acompañando a vuestra ensalada  preferida, veréis que rico.

Espero que os gusten si os animáis a probarlas...ya me contareis.

Sal de cebolla

Me siento especialmente orgullosa de este sencillo sazonador que se me ocurrió el otro día mientras pensaba en lo poco que me gustaba la sal de cebolla que había comprado...




...me parece práctico y muy sabroso, de momento lo he usado en ensaladas y pollo a la plancha. Pero se me ocurren infinidad de platos en los que podría encajar a la perfección.

Tiene mucho "carácter" así que con un poquito es suficiente para ensalzar el sabor de algo tan insípido como una pechuga a la plancha.
Se nota que estoy a dieta ¿verdad?....hablo con mucho rencor del pobre pollo, como si fuera el culpable de todos mis males...jajaja

Bueno que me voy del tema, os sigo contando lo que necesitáis si os apetece hacerla :


INGREDIENTES

Sal de mesa
Cebolla frita crujiente (lo compré en Carrefour, también lo tenéis en Mercadona)



Una vez más necesitamos nuestra Thermomix o un molinillo eléctrico (yo uso molinillo, me resulta más cómodo cuando es poca cantidad).


Trituramos la cebolla hasta que queda una especie de pasta húmeda, la sacamos de la thermo o molinillo, colocamos en un plato donde habremos puesto papel de cocina e intentamos que deje ahí parte del aceite que lleva (tampoco pasa nada si queda aceite porque usaremos cantidades muy pequeñitas).
Lo cierto es que llegados a este punto pensareis que os he metido en un berenjenal y que eso no va a quedar bien, confiar en mi que si que quedará perfecto.

Una vez que lo hemos "desgrasado" un poco, ponemos en un bowl y le vamos añadiendo sal a la vez que removemos para que se mezcle bien, aquí veréis como se va haciendo una mezcla cada vez más suelta, porque la sal va absorbiendo parte de la humedad de la cebolla, deberéis poner la cantidad de sal necesaria para que si tomamos una pizca entre las yemas de los dedos y hacemos el gesto de estar salando un alimento, caiga suelto como cuando es sal sola (no se si me estoy explicando bien).

Una vez conseguimos la textura deseada lo ponemos en un bote hermético y listo para dejar volar nuestra imaginación culinaria.

Os aconsejo no hacer mucha cantidad, cunde un montón y os duraría mil años.

Espero que os guste esta nueva idea para nuestro "fondo de armario" que poco a poco va tomando forma,  ¿no os parece?.

Ya me comentareis que tal.

Azúcar glass anisado

Vamos a por nuestro segundo producto de fondo de armario, esta vez glamuroso, dulce y aterciopelado.


Un delicioso y aromático azúcar glass anisado. Os aseguro que es ideal para decorar galletas o bizcochos, además podréis graduar la intensidad de su aroma poniendo más o menos anís en grano.

Merece la pena probarlo porque da un toque a la repostería muy interesante, a mi me recuerda a las típicas rosquillas de romería que te venden ensartadas en una rama de arbusto...sabéis a cual me refiero, ¿verdad?


INGREDIENTES

Azúcar blanca
Anís verde en grano (yo lo compro en Mercadona)


Pues tan sencillo como triturar el azúcar con la cantidad que deseéis de anís, a mi como me gusta su sabor, le pongo bastante.

Lo molemos en nuestro molinillo de café (ya veis que al mio le saco mucho partido, me resulta muy útil) o en la Thermomix y lo guardamos en un bote hermético para que no se apelmace.

Tenerlo a mano ya veréis como os gusta.

Sal de ñora (sazonador casero)

Hoy vamos a comenzar una nueva sección, ¿a ver qué tal os parece la idea?.
Se trata de una serie de recetas de BÁSICOS para nuestra cocina, con los cuales conseguiríamos lo que los estilistas llaman "un fondo de armario".
Como nosotros también somos muy estilosos vamos a intentar crear un fondo de armario gastronómico.

Serán cositas muy sencillas pero que darán un toque de glamour estupendo a algunas de nuestras recetas, además tendrán el atractivo añadido de estar hechas en casa.

Para empezar os traigo un sazonador que me parece ideal, casa a la perfección con pescados y carnes, incluso  me atrevo a afirmar a lo Scarlett O'hara:  "Nunca volveré a tomar una pechuga de pollo insípida".




Para nuestro sazonador necesitamos:

Sal gruesa
Ñora o pimiento choricero
Cominos en grano
Sal Maldon


Tan sencillo como poner la sal gruesa, un trozo de ñora o pimiento choricero y los cominos en un molinillo eléctrico (yo uso uno de café) y triturar hasta conseguir la textura deseada que variará dependiendo de vuestros gustos.
A mi me gusta usar una sal de grano muy gruesa para que después de triturar sigan quedando cristales de sal de un tamaño grande.
Está sal la encontrareis sin problema en grandes superficies, y podréis elegir el tamaño adecuado.
Por último mezclamos con sal Maldon (la cantidad que deseéis), sólo mezclar con una cuchara, NO triturar.

Después lo metéis en un bocetito (a poder ser hermético) y ya tenemos lista la primera idea para crear nuestro particular fondo de armario.

Os recomiendo no hacer grandes cantidades ya que podría "apelmazarse" por la humedad, lo comento porque donde yo vivo enseguida se humedecen las especias y este tipo de sazonadores.

¡Espero que os guste!