Bizcocho especiado de Navidad

Esta receta de bizcocho tiene mucha historia, fue con la que estrené el horno cuando nos casamos y compramos nuestra casa.
Siempre que lo he preparado le ha gustado muchísimo a todo el que lo prueba, además es curioso, cuando dices a la gente que es un bizcocho especiado muchos te dicen que no les gustan las especias pero después todo el mundo toma un segundo trozo...

Su sabor es riquísimo e inspira mil y una sensaciones, me han llegado a preguntar que si es afrodisiaco, ¡Eso no lo sé! jaja, cada uno que valore lo efectos que le produce esta delicia...

INGREDIENTES

1 yogur natural
3 huevos
3 medidas de yogur de harina
2 medidas de azúcar moreno
1 medida de aceite de girasol
1 sobre de levadura
1 cucharada sopera de miel
Frutas confitadas (unos 100 gr, las encontráis facilmente en cualquier supermercado)
Ron
Ralladura de naranja
Jengibre molido
Clavo molido
Canela en polvo
Cardamomo en polvo
Azúcar glasé


ELABORACIÓN

Lo primero que vamos a hacer es precalentar el horno a 200º

En un bowl batimos los huevos y les vamos añadiendo el resto de los ingredientes, lo primero el yoghourt y así podemos tomar la medida de la harina, el azúcar y el aceite.

Removemos bien y añadimos la ralladura de naranja (sin la parte blanca), miel, levadura y especias al gusto.
Os recomiendo ser generosos con el clavo (pongo unos 8 ó 10 machacados con el mortero) porque es el que le da el toque misterioso a nuestro bizcocho.

Partimos las frutas confitadas y las ponemos en un bowl con un chorrito de ron, dejamos que reposen unos minutos.
Pasado un rato espolvoreamos un poco de harina por encima y movemos.
Esto lo hacemos para que después durante el horneado las frutas no se vayan al fondo de nuestro bizcocho sino que queden bien distribuidas por todo él.

Añadimos las frutas a la masa de bizcocho, mezclamos bien y vertemos en un molde engrasado (uso uno de silicona, ya sabéis que van genial y son aptos tanto para microondas como para horno)

Llevamos al horno durante unos 45 minutos, como os digo siempre el tiempo varía en cada aparato.

Una vez pinchamos con un palo de brocheta y vemos que sale limpio lo sacamos del horno y dejamos reposar antes de desmoldar por aquello de no quemarnos, que no son fechas, cuando ha templado lo espolvoreamos de azúcar glasé y listo para disfrutar.

¡ESPERO QUE OS GUSTE!

Fuente de la receta: propia.